Permitidme mis
estimados y silenciosos amigos que os hable de Aquelarre, el
juego de rol, y más concretamente, del suplemento El tribunal de la
Santa Inquisición. Repasando las fechas veo que salió publicado en el
2001, antes de ayer como quien dice. Decía pues, que El tribunal se convirtió
en una prueba de fuego para mi, a diferencia de Ad intra mare, el primer
suplemento que publiqué para Aquelarre, El tribunal debía funcionar sobre un
trasfondo histórico, debía ser riguroso y pese a que no evité que la imagen más
folklórica que se tiene del Santo oficio fluyera por las páginas del
suplemento, no quise inventarme nada pues quería que se convirtiera en lo que
finalmente fue: un suplemento histórico que sirviera para que los DJs supieran
realmente cómo funcionaba el Santo oficio y cuáles eran sus métodos cuando
llegaban a una aldea o ciudad donde se sospechaba de herejía. Para ello,
dediqué mucho tiempo y dinero a abastecerme de información sobre el Santo
oficio. Compré libros sobre el tema, hice verdadero trabajo de arqueología
buscando libros descatalogadísimos, los pedí prestados a amigos,
y ahora como resultado, tengo una estantería de mi modesta biblioteca con un
buen puñado de libros sobre la Inquisición, un tema que claro, tras tanto y
tanto leer, acabó apasionándome. Y es que realmente fue así, no escribí el
libro porque el tema me fascinara y fuera un experto en la materia, fue justo
lo contrario. Quise escribir un libro sobre el Santo oficio porque creía que
hacía falta algo así para Aquelarre, propuse la idea a Ricard y me puse manos a
la obra. Después llegaron los libros, los conocimientos, el ritual prohibido
que terminó en un desastre y la aparición entre nubes de azufre de... bueno,
mejor sigo con la historia del Tribunal, que me disperso.

Este fue el modo que al final adquirí para cuando tenía que informarme a fondo de cualquier cosa sobre la que tuviera que escribir. Comprar libros y buscar viejos volúmenes descatalogados por la red. Así a oleadas y en diferéntes épocas las estanterías se me han llenado de libros apergaminados de inquisidores, templarios, cátaros, conflictos bélicos varios, la Mafia...
Volviendo al tema. Creo que todo
suplemento debe llevar aventuras, y si hablamos de manuales de juego, debería
ser del todo obligado. Y El Tribunal no iba a ser menos. Para este suplemento
conté con mi amigo Ivan Mata, el cual tenía una campaña para otro juego
(Vampiro EO). Le comenté, ladino de mí, si no le interesaría darle un par de
modificaciones a su campaña y convertirla para que fuera posible jugarla con el
Aquelarre. Ivan, que también es un enamorado de este magnífico juego aceptó y
gracias a ello, El Tribunal tiene entre sus páginas una campaña de tres partes
de título El camino del Diablo que si no conocéis os invito a
jugar en cuanto podáis, toda una joya. Otras dos aventuras acompañaban el
suplemento, El chantaje, también de Ivan mata (¿Sabían ustedes que esta aventura tenía continuación? pues así es, y escrita por el mismo autor) y El
mal barón, esta de mi creación y en la que los PJs podían encontrarse con
una nueva criatura para el bestiario de Aquelarre, la Manona, una criatura que
por cierto ilustró Verónica Casas, a la cual, y las vueltas que da la vida, he
ido a conocer hace muy poquito. Además de la simpatiquísima mujer de un buen
camarada de dados es profesora de baile de Lindy Hop, aquí es donde la fui a
conocer al fin, después de 12 años de publicar sus ilustraciones en el
suplemento. Nunca es tarde si la dicha es buena que dicen, y bien cierto que es.
![]() |
La espada y la rama de olivo en el escudo del Santo oficio. |
A continuación
incluía reglas para la creación de séquitos inquisitoriales, por si algún DJ
decidía usar de estas reglas para crear un grupo de PJs alrededor de un par de
inquisidores (también PJs) que se decidieran a recorrer la península en busca
de herejes que enviar a la hoguera, como Salva Tintoré, el corrector de estilo
del suplemento que sufrió la penitencia de corregir este suplemento y mis
terribles coletillas. Sobre estas reglas, me decidí a escribir una campaña en
pleno siglo de oro llevando a PJs inquisidores y su séquito: notarios,
verdugos, hombres de armas, etc. Esta campaña jamás publicada duerme el sueño
de los justos en el disco duro de Ricard Ibáñez y Antonio Polo, amén de un ejemplar que
me imprimí para dirigir a mi grupo de habituales.
Finalmente, a Ricard
se le ocurrió añadir las reglas de creación de PJs para Villa y Corte para
poder crear y equipar adecuadamente a los PJs en esta época de juego.
Pues tras todo esto
sólo me queda añadir que gracias a Albert Tarrés, bastión Aquelarrero donde los
haya, tengo en mi poder copia electrónica de este suplemento (en su web también
lo encontraréis), y ya que estamos, pues he decidido compartirla con vosotros
por si resultara que no lo conocierais. Si no lo hicisteis en su época, espero
que disfrutéis ahora de este suplemento para Aquelarre.
En el siguiente enlace encontraréis el suplemento en cuestión.